Ministro Martínez, funcionarios salvadoreños, antiguos estudiantes de las becas de Taiwán, señoras y señores: ¡Buenos días a todos!
Acabo de llegar a El Salvador y mi primera cita es con ustedes jóvenes. Su energía y su vitalidad me han causado una excelente primera impresión de El Salvador.
Taiwán siempre ha dado mucha importancia al cultivo de talentos, ya que lo consideramos una fuente de competitividad duradera de la nación. Por lo tanto, estamos también dispuestos a ayudar a nuestros aliados diplomáticos en la formación de los recursos humanos que necesitan para su desarrollo nacional. Por ejemplo desde el año 2003, mediante los programas de Becas de Taiwán y Becas del ICDF, hemos ayudado a unos 400 jóvenes salvadoreños a realizar estudios superiores en Taiwán.
Esta cooperación educativa es mutuamente beneficiosa. Los becarios salvadoreños, con sus conocimientos de un mundo diferente, ayudan a expandir las perspectivas globales de los estudiantes taiwaneses.
Muchos de los becarios salvadoreños han entablado amistades con estudiantes taiwaneses, algunos incluso se han convertido en socios para iniciar un negocio. Uno de los presentes, Andrés Escobar es un buen ejemplo y tiene una historia muy significativa. Si no tiene inconveniente, quisiera compartirla con todos.
Andrés, junto con una compañera taiwanesa, un compañero canadiense y otro hondureño, fundaron la multinacional IMPCT. Los cuatro jóvenes han establecido una plataforma de pequeñas inversiones en educación que, mediante un modelo de empresa social, contribuye a mejorar la calidad de la educación infantil en lugares remotos o más vulnerables.
El concepto de IMPCT ganó el premio Hult Prize del 2015, la mayor competición mundial de empresas sociales innovadoras de estudiantes. Posteriormente, Andrés estableció su primer centro de educación preescolar en una de las comunidades vulnerables de El Salvador, logrando el amplio aprecio de la comunidad.
Cabe destacar que el equipo también lo integra una estudiante taiwanesa, Chen An-nung, con quien tuve el placer de encontrarme el año pasado. Ella está en un pueblo aborigen de Taiwán impulsando, con el mismo modelo, la educación infantil en base a la lengua aborigen de ese lugar.
Estos logros demuestran que el concepto de IMPCT no se trata de palabras vacías, sino de acciones concretas. Quiero agradecer a Andrés que haya ayudado a los niños taiwaneses y salvadoreños con su creatividad.
Confío que las becas de Taiwán y de ICDF son un catalizador para que los jóvenes salvadoreños y taiwaneses puedan explorar el futuro de manera conjunta y cambiar el mundo.
El Gobierno de Taiwán está dispuesto a seguir esforzándose por fortalecer los intercambios de personal y la cooperación en educación con El Salvador y otros países amigos, para crear más historias como la del IMPCT.
A parte de esto, sé que hoy también está entre nosotros Diego Echegoyen, coordinador de la iniciativa “El País que viene”. De igual manera me interesa mucho su proyecto.
A continuación, les invito a compartir sus opiniones, muchas gracias.